Las averías, y la del embrague especialmente, no son un tema agradable para ningún conductor, ya que si hablamos de un coche estropeado solemos hablar de dinero. El embrague es una pieza fundamental del vehículo, de esas que si se estropea definitivamente no hay segunda oportunidad, te quedas tirado estés donde estés. Además, es una de esas reparaciones que termina poniéndonos ojos de dólar, ya que suele rondar los 1.000 euros. Pero… ¡no te preocupes! Te damos algunos consejos para que alargues al máximo la vida de tu embrague.
- Písalo a fondo. Un embrague pisado a medias en un cambio de marchas es un coche que sufre, asegúrate de pisarlo siempre a fondo para que las piezas encajen perfectamente y el cambio sea muy suave.
- Si paras déjalo parar también a él. Los semáforos, atascos o detenciones son un buen momento para poner punto muerto, de esta manera no lo forzarás tanto.
- Nada de malos hábitos ¡Las dos manos al volante! Esto que nadie suele hacer (a no ser que conduzca con “L”) es fundamental, porque, aunque parezca una tontería, nuestra mano libre termina apoyándose en el cambio de marchas y esto perjudica a nuestro coche. Otra manía muy común es dejar el pie en el pedal del embrague ¡Mal! ¡Pie al reposapiés! Esta costumbre puede costarte una buena avería.
- Deja calentar. Al igual que si vas a hacer running no comienzas con un esprint, tu coche tampoco puede empezar “a tope” déjalo calentar un poco cuando lo enciendas y comienza la marcha suavemente, levantando despacio el pie del embrague.
- Finalmente, ten en cuenta que en las maniobras de aparcamiento, atascos o en los arranques en cuesta es donde tu embrague peor lo pasa, si quieres evitar que esta pieza se marchite ten especial cuidado en estas situaciones.
El embrague es muy agradecido, si tus hábitos de conducción son correctos conseguirás olvidarte de su reparación al menos unos cuantos años ¡merece la pena intentarlo!