Conducir con niebla es complicado. Este fenómeno meteorológico puede reducir la visibilidad hasta hacer impracticables las carreteras por las que conducimos y en algunas zonas puede incluso sorprendernos apareciendo por sorpresa.
La niebla se produce cuando las nubes están tan bajas que se pueden ver a nivel de suelo. Formadas por pequeñas partículas de agua que se quedan flotando, y que una vez evaporada la humedad del suelo, se enfrían y condensan dando lugar a estas nubes. La visibilidad entonces se reduce y es aconsejable poner todos nuestros sentidos en la carretera para evitar cualquier tipo de accidente.
– Luces. Utiliza la luz de posición y la de cruce pero nunca las largas ya que reflejan en la propia niebla y dificultan la visibilidad. El uso de luces antiniebla delanteras es opcional.
– Disminuye progresivamente la velocidad y aumenta la distancia de seguridad.
– Elimina la humedad que provoca la niebla sobre el cristal. Para ello deberás usar los limpiaparabrisas de forma intermitente. Si se produce vaho en el interior del vehículo lo recomendable es dirigir la ventilación hacia los cristales.
– Circula siempre por el carril derecho y evita los adelantamientos.
– Si has de hacer uso del freno, que sea de forma suave para evitar el bloqueo de las ruedas.
– No estaría de más que apagaras la radio y condujeras en silencio ya que al reducirse la velocidad, el oído se agudiza y te será más fácil advertir la presencia de algún vehículo.
– Llegado el caso en el que no veas absolutamente nada, para. En un lugar seguro y hasta que desaparezca la niebla o tengas visibilidad. Enciende los intermitentes de emergencia y espera.
– Aunque parezca una tontería, una regla muy básica e importante es no tener prisa. Las condiciones meteorológicas para conducir serán malas pero es fundamental no perder en ningún momento la calma.