El sol afecta a muchos aspectos de nuestra vida y a numerosos materiales, desde muebles, tejidos hasta la carrocería de un vehículo. En estos meses en los que el sol brilla con su máxima fuerza, RACC y el Automóvil Club Suizo (TCS) han querido demostrar la influencia que existe entre el color del coche y el sol. Además, el estudio llevado a cabo por ambas entidades pone de manifiesto tanto los riesgos como las precauciones que, sobre todo en estos meses de altas temperaturas, debemos más que nunca conocer cómo afecta el calor a nuestro vehículo.
El color, al menos en este aspecto, importa y mucho. Un coche negro se calienta en una hora hasta 20 grados más que un coche blanco expuesto a las mismas condiciones. De todos modos, cae de cajón que un vehículo al sol se convierte prácticamente en un horno. Evitarlo al 100% es imposible, pero reducir esa sensación y conseguir que el nivel de calor que se alcance no sea tan elevado se puede conseguir teniendo en cuenta una serie de trucos.
Colocar un parasol de forma correcta en el parabrisas efectivamente sí ayuda a conseguir una temperatura inferior en el interior del vehículo. En este sentido, proteger al vehículo con un parasol permite reducir la temperatura, como mínimo, 11 grados menos de diferencia si no lo usásemos.
Del informe también se pueden extraer otras conclusiones muy significativas, como por ejemplo el hecho de que el incremento de temperatura varíe sobre distintos tipos de superficies. Además, el incremento se produce de modo paulatino, llegando al máximo en los primeros 20 minutos de exposición al sol.
Según el estudio, en los primeros 10 minutos, el coche negro alcanza una temperatura de aproximadamente 60 grados y tarda otros 50 minutos en llegar a su máximo. En el caso del coche blanco, al cabo de 10 minutos, la temperatura es de 50 grados.
Es cuanto menos sorprendente otro titular que podemos extraer del estudio, en el cual se concluye que “tocar la superficie de un coche expuesto al sol únicamente 10 minutos puede llegar a provocar quemaduras en la piel”. Además, aseguran desde RACC y TCS que permanecer dentro de un vehículo resulta muy peligroso a partir de una temperatura interior de 40 grados. De hecho, estos 40 grados no es difícil conseguirlos, ya que se alcanza tan solo en 42 minutos cuando la temperatura exterior es de 25 grados constantes. Si la temperatura exterior sube a 35 grados, se podrían alcanzar los 55 grados en el interior del vehículo en una hora… que llega a 72,8 grados sobre la superficie del salpicadero, temperatura suficiente para quemarte al tocarlo.
Todos tenemos que tener precaución con las altas temperaturas, sobre todo en el interior del vehículo, ya que la sensación térmica se eleva considerablemente cuando el calor hace acto de presencia. Eso sí, debemos prestar especial atención a los niños, ya que son particularmente más vulnerables a los golpes de calor, y a las mascotas, puesto que no disponen del mecanismo de sudoración para refrigerar su cuerpo.