La vida útil de un coche se puede reducir drásticamente cuando sufre una avería muy costosa de reparar. Según los vehículos van cumpliendo años, también necesitan que se les repongan una serie de piezas por el desgaste que han padecido con el uso y con el paso del tiempo. Este es otro motivo que puede precipitar la decisión. Por ejemplo, es común cambiar de coche cuando el precio de la sustitución, recambio o reparación es elevado. Entre las averías que pueden precipitar la necesidad de comprar un nuevo vehículo destacamos las siguientes:
La correa de distribución se desgasta fácilmente durante la vida del coche. Es muy importante seguir las instrucciones del fabricante sobre cuándo cambiarla antes de que se rompa. Como norma general, es conveniente sustituirla entre los 60.000 y los 160.000 kilómetros de uso o entre cada cinco y siete años cuando el vehículo ha estado parado. Es una de las averías más costosas de reparar por la cantidad de daños que puede provocar su rotura: las válvulas, los pistones, las bielas, la bomba de agua o el árbol de levas son ejemplos de los elementos del motor a los que puede afectar.
La centralita del motor recoge la información de sus sensores electrónicos para valorar su correcto funcionamiento. Cuando se produce un cortocircuito, se moja o si el vehículo está expuesto a sobrecalentamientos continuados puede averiarse. Reprogramarla es una reparación sencilla, tener que reponerla supone un coste mucho mayor.
Por su parte, el sistema electrónico gestiona todos los componentes eléctricos del coche por ello es conveniente revisarlo periódicamente. Si falla puede dañar parte de los elementos eléctricos y cambiarla por una nueva obliga también a reconfigurar el sistema.
El sistema de inyección regula la entrada de combustible en el motor. Cuando se estropea uno de los inyectores suele afectar al resto por eso es importante sustituir el filtro de combustible con la frecuencia adecuada y no equivocarse de carburante al repostar.
Otro de los elementos importantes del motor que puede hacer que nos decidamos por comprar un coche nuevo es el deterioro de la junta de la culata. Se encarga de mantener bien cerrado, para evitar la mezcla de líquido refrigerante y aceite durante la combustión. Para evitar que se estropee antes de tiempo hay que evitar que falte refrigerante, no sobrecalentar el motor y asegurarnos del correcto funcionamiento del termostato y el radiador del vehículo.