¿Cuántas veces habrás soñado con ir al colegio en uno de esos autobuses escolares estadounidenses que has visto en tantas películas? Gigantes, amarillos y muy llamativos, los autocares escolares de Estados Unidos son fácilmente reconocibles y muy diferentes a los que nos encontramos en nuestro país. Pero ¿por qué? Descubre en nuestro artículo los secretos detrás del aspecto tan peculiar de los “school bus” más famosos.
Una norma de 1939
Los autobuses escolares estadounidenses pueden ser de gasóleo, de gasolina, de propano, y, cada vez más, eléctricos. Pero, una característica que todos tienes en común es su color: amarillo. Durante los años 30, unos funcionarios del departamento de transporte cayeron en la cuenta de que existían estrictas normas federales para regular el transporte de ganado, sustancias peligrosas, alimentos, etc. Sin embargo, ninguna ley hacía referencia al transporte escolar.
Así, casi finalizada la década de los 30, el Dr. Frank Cyr reunió a un grupo compuesto por fabricantes de automóviles, agentes de tráfico y empresas de pintura para establecer unas premisas básicas. Una de las principales premisas instauradas fue que los autocares escolares debían ir pintados en colores de alta visibilidad. Además, debían ser fáciles de reparar, de forma que en cualquier taller, por pequeño que fuese, pudiese encargarse de las tareas básicas de mantenimiento.
A modo de curiosidad, el Gobierno federal no estableció, ni entonces ni hasta el momento, un color específico para pintar estos vehículos. La única condición fue que se tratase de tonos de alta visibilidad, no obstante, el amarillo chillón que hoy reconocemos tan fácilmente, se convirtió en el más popular.
Crown Supercoach vs. Blue Bird All American
Debido al baby boom que se produjo tras la Segunda Guerra Mundial, aumentó exponencialmente la demanda de este tipo de automóviles y, en consecuencia surgieron infinidad de compañías dedicadas a esta labor. Sin embargo, el Crown Supercoach se convertió en el más legendario.
Su llegada en 1948 fue una revolución, tanto por su capacidad interior (hasta 79 pasajeros) como por sus formas exteriores redondeadas. El Supercoach se convirtió en un auténtico éxito, hasta que en 1991 dejó de fabricar estos vehículos debido a la dura competencia.
En la actualidad, la mayoría de los autobuses escolares estadounidenses son fabricados por la compañía Blue Bird, cuyo modelo Blue Bird All American fue el único gran competidor del Supercoach. Tal fue su éxito que, ante la demanda de conductores profesionales, la compañía creó su propia cadena de autoescuelas para prepararlos. A día de hoy, tras seis versiones y todas las innovaciones en seguridad, el Blue Bird se mantiene activo.
Y tú, ¿ya conocías la historia de los autobuses escolares estadounidenses?