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Redacción
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Con la finalidad de ahorrar dinero, algunas personas optan por colocar neumáticos usados en su vehículo de ocasión. Sin embargo, las gomas son el punto de contacto del coche con el pavimento por lo que tu seguridad en la carretera dependerá, en gran parte, de su estado. Por esta razón, resulta interesante conocer las implicaciones de cambiar los neumáticos gastados por unos de segunda mano, y si realmente merece la pena.
El estado del neumático: lo primordial
En ocasiones, el cambio de neumáticos de un coche supone un gasto extra que puede resultar complicado afrontar en ciertos momentos. Es por esta razón, que algunos conductores se plantean este cambio por gomas de segunda mano. No obstante, esta situación no solo puede comprometer su seguridad en la carretera, sino que también puede resultar menos rentable de lo que parece.
Los neumáticos nuevos se venden con un dibujo de unos 8 mm, lo que implica que todavía hay unos 6,4 mm útiles antes de que el desgaste obligue a cambiarlos. Por su parte, en los neumáticos usados la banda de rodadura ya habrá perdido dibujo. Esto supone que su vida útil es menor que la de unos nuevos y, en consecuencia, que haya que cambiarlos con mayor frecuencia. Además, la sustitución por unas gomas de segunda mano no puede asegurar que el uso que se le haya dado anteriormente fuese el adecuado. Estos neumáticos pueden presentar problemas que, a priori, no están y que pueden traducirse en una conducción menos segura.
La principal conclusión que podemos sacar es que montar unos neumáticos usados en tu vehículo de ocasión puede suponer un menor ahorro del que parece a primera vista. Sin embargo, aquellos que todavía piensen en adquirir neumáticos de segunda mano, una recomendación: Deben tener en cuenta la profundidad del dibujo, cuanta más mejor; y realizar una revisión exhaustiva de la goma buscando, a simple vista, desgastes y desperfectos que puedan comprometer la seguridad. También deberán comprobar la fecha de fabricación del neumático, y comprarlo lo más reciente posible.
