Desde hace unos años los nuevos modelos de coche están integrando de serie el freno de estacionamiento o freno de mano eléctrico. Algo que empezó como una nueva moda, o una prestación adicional en modelos de gama alta, parece estar extendiéndose rápidamente y pone en peligro de extinción a la palanca de toda la vida. Pero, ¿es este mecanismo eléctrico mucho mejor que el sistema tradicional?
Como en toda innovación encontramos detractores y defensores pero tenemos que tener en cuenta que este nuevo botón, a pesar de tener numerosos beneficios, también tiene inconvenientes:
Mantenimientos más complicados
Este tipo de freno de estacionamiento funciona a partir de un motor que tensa el cable que acciona las pastillas de freno. En los sistemas tradicionales al tirar de la palanca tensábamos ese cable automáticamente. Este mecanismo tiene más piezas, y es más complicado, por lo que son más frecuentes las averías y su mantenimiento es más costoso. Además, son necesarias revisiones periódicas utilizando equipos de diagnosis electrónicos, los cuales tienen que ser empleados también para cambiar las pastillas de freno. Por otro lado, si falla la batería tendremos que conocer el procedimiento para desbloquearlo y accionarlo, procedimientos que encontramos en el manual de instrucciones.
No es regulable
Con un freno de mano eléctrico no podemos regular la frenada o accionarlo a medias, para utilizarlo en maniobras complicadas. Al pulsarlo se acciona totalmente. Por otro lado, no es totalmente instantáneo al accionarlo sino que tarda unos segundos en tener efecto, lo que puede ser peligroso si nos quedamos sin frenos.
Necesidad de electricidad
Aunque puede parecer un tópico es necesario tener electricidad para que pueda funcionar, lo que puede ser un inconveniente si nos quedamos sin batería y necesitamos mover el coche unos metros.
Entre las ventajas que encontramos en la utilización de este tipo de freno de mano se encuentran:
Originalidad y espacio
Con este nuevo sistema tenemos más espacio en el interior del vehículo y no se convierte en un elemento incómodo para el copiloto. Por otro lado, las marcas están sacando botones cada vez más originales e intentan que se convierta en el toque diferenciador del habitáculo de cada modelo de coche.
Ayudas a la conducción
Una ventaja de este tipo de sistemas es que en la mayoría se puede automatizar una vez que apagamos el vehículo por lo que es imposible olvidarse de ponerlo. Además, muchos modelos incluyen la función de control de ascenso en pendientes, que impide que el coche retroceda al reanudar la marcha en pendiente. Otra ventaja es que no necesitamos hacer fuerza ni movimientos bruscos para accionarlo.
El freno de mano eléctrico ha llegado para quedarse y a pesar de tener alguna desventaja ha nacido para facilitarnos la conducción y aumentar la nuestra seguridad al volante. Ahora nos toca a nosotros acostumbrarnos a él y convertirlo en un elemento cotidiano de nuestros vehículos.