Aunque a día de hoy existen varios prototipos, aún no es posible comprar coche sin conductor ya que no se comercializa ningún modelo. Por sus características, este tipo de vehículo se presenta como una auténtica revolución tecnológica y viene a marcar un antes y un después en lo que se refiere a seguridad vial y conducción eficiente. Si bien se estima que podría reducir drásticamente las cifras de siniestralidad en la carretera, también es verdad que todavía queda mucho camino por recorrer para conseguir que se convierta en un modelo rentable y asequible al gran público.
Los llamados coches autónomos son aquellos que no necesitan de una persona para poder conducirse. Son capaces de imitar las capacidades humanas, adaptando la conducción a las circunstancias que le rodean, ya sean límites de velocidad, peatones en la vía o condiciones climatológicas. La figura del conductor, tal y como la conocemos, no sería necesaria ya que un vehículo autónomo no necesita de la intervención de ninguno de los pasajeros, únicamente deben indicarle la dirección a la que quieren llegar.
Esto implicaría grandes modificaciones tanto legislativas como a nivel de responsabilidad e incluso de infraestructuras. Es por ello, que la mayoría de los conductores (el 90%) no entiende muy bien los cambios que traería el coche autónomo ni posee información suficiente al respecto. Así se recoge en el II Informe Españoles ante la Nueva Movilidad, elaborado por el Centro de Demoscopia de Movilidad, formado por Pons Seguridad Vial, Autofácil y lainformación.
Asimismo, la mayoría de ellos consideran que el trabajo formativo debería ser responsabilidad de las marcas y los concesionarios antes que de las autoescuelas o la DGT. Este mismo informe revela también que la percepción del coche autónomo varía dependiendo de las edades del conductor y, curiosamente, entre los jóvenes de 18 a 24 años el rechazo a dejar de conducir y que “les conduzcan” es mayor (un 28,5%) que entre adultos de 55 a 64 años (un 10%).
A pesar de su importancia creciente, la tecnología no es de momento un factor determinante a la hora de comprar coche, tal y como se desprende de los resultados del estudio. El precio, el consumo y el diseño siguen influyendo en la decisión de comprar muy por encima de la conectividad, protagonista de los desarrollos tecnológicos actuales y ya habitual en los vehículos que conducimos.
Aunque todo parece indicar que el futuro de la movilidad pasa por el coche autónomo, lo cierto es que de momento genera más dudas que deseos de montarse en él.