Todos nosotros agradecemos sobremanera en algún momento el tener aire acondicionado en el coche. Algunos lo necesitan 3 o 4 meses al año y otros, apenas unos días, pero hay ciertos días en los que todos agradecemos el aire fresco dentro del habitáculo. Es ahí cuando surge la cuestión económica: ¿cuánto estamos gastando al ponerlo? Para contestar a esa pregunta conviene tener algunas nociones primero.
El aire acondicionado activa un proceso básico que consiste en convertir un líquido en gas; que el gas sea expulsado, se recoge y se vuelve a convertir en líquido. Como es evidente, este proceso consume una buena cantidad de energía, ya que el compresor (que como su nombre indica es el que comprime el gas) lo hace usando la fuerza del motor del coche, por lo que, evidentemente, a mayor trabajo, mayor consumo. Además hay que tener en cuenta que como el motor está ocupándose de otra cosa, la potencia que va a las ruedas disminuye, no mucho, entre 5 y 12 CV, pero (dependiendo de nuestra potencia) en ocasiones lo suficiente para notarlo.
¿Y de cuánto consumo estamos hablando? Pues generalmente entre un 5 y un 20% lo que en términos más redondos podría significar entre unos decilitros y un litro a los 100, como máximo. La diferencia, que puede parecer muy amplia, está en nuestras manos y depende sobre todo de la cantidad de trabajo a la que expongamos al motor, es decir, si queremos que el coche está muy frío y bajamos mucho la temperatura (pongamos 15 grados) pues consumirá más, de la misma manera si el coche está muy caliente al inicio. Por todo ello hay varios trucos que se pueden usar como proteger el coche del sol cuando lo aparquemos, abrir un poco la ventanilla un rato antes de encenderlo para que circule el aire y baje la temperatura y sobre todo mantener la temperatura a un nivel razonable como pueden ser los 20 o 21 grados. Cualquier truco es bueno para aligerar la carga del motor.