El termostato es una de las piezas fundamentales para el funcionamiento óptimo de un vehículo. Es una válvula que se encarga de regular la temperatura del sistema de refrigeración dejando pasar un cierto volumen de líquido refrigerante, abriendo o cerrando a una determinada temperatura. Independientemente de que tengas un coche de segunda mano o uno nuevo, puede averiarse en cualquier momento y esto afectaría gravemente el funcionamiento general del vehículo. Debes cambiarlo en cuando detectes que está averiado ya que no es posible repararlo. A continuación te damos las claves para hacerlo correctamente.
Antes de empezar con la tarea asegúrate siempre de que el coche está frío para evitar sufrir quemaduras; si has circulado con él deja que se enfríe durante tres o cuatro horas. También tendrás que tener a mano una cubeta hermética para recoger el refrigerante que se derrame y almacenarlo ya que se trata de un elemento altamente tóxico y contaminante.
Lo primero que debes hacer es abrir el tapón de expansión y colocar la cubeta justo debajo de la manguera inferior del radiador esperando hasta que se vacíe todo el líquido. A continuación, desconecta la manguera o mangueras que lleguen hasta el receptáculo del termostato, retira los tornillos que lo sujetan y extrae la pieza.
Tras comprobar la compatibilidad del modelo, sustituye el termostato por el nuevo en el mismo sentido en el que estaba el antiguo, ajusta los tornillos y conecta de nuevo las mangueras. Finalmente, tendrás que añadir el líquido refrigerante que sea necesario a través del vaso de expansión y realizar la purga del sistema para extraer las burbujas de aire que puedan haberse creado.
El coste de un termostato nuevo suele situarse en torno a los 40 euros al que habría que añadirle el coste del refrigerante -sobre unos 30 euros-. Aunque ya has visto que se trata de una tarea sencilla, si en vez de cambiarlo tú mismo prefieres hacerlo en tu taller de confianza entonces debes sumarle el coste de la mano de obra que suele ser en torno a una hora.