El vigués Manuel Álvarez ha desarrollado el ‘Aerolívico’, un prototipo de vehículo aéreo que pretende ser accesible a todos los bolsillos
Empezó en el garaje de su casa, con paciencia, poco a poco, como muchas de las grandes revoluciones tecnológicas que se gestaron en las últimas décadas. Se lo planteaba como un proyecto a largo plazo, como parte de sus propósitos para la jubilación, pero sus ansias por verlo acabado aceleraron el proceso y en cinco años, su sueño se ha visto cumplido.
El ingeniero aeronáutico Manuel Álvarez, oriundo de Vigo, acaba de presentar -a sus 72 años- el primer prototipo de vehículo aéreo accesible a (casi) todos los bolsillos. Y no lo decimos nosotros, lo dice él, cuya máxima prioridad es que cualquier persona pueda conducirlo en un breve plazo de tiempo: “Me gustaría patentarlo pero con la condición de que su desarrollo, tal y como lo he planteado, sea accesible a todos los bolsillos”.
Quiero que se venda a un precio asequible para que sea accesible a todos los bolsillos”, asegura
En esta hazaña no estuvo solo; contó con la ayuda de varios compañeros de profesión, excompañeros de trabajo que no quisieron perder la oportunidad de participar en un proyecto de tal envergadura. “El proceso no ha sido fácil, hemos trabajado duro en este modelo y los costes que habíamos planteado inicialmente se dilataron más de lo debido, pero estamos satisfechos con el resultado”, comenta, y precisa las características del vehículo: “Puede alcanzar los 300km/h y tiene una autonomía de unos 600 km“. Otra ventaja del ‘Aerolívico‘, como denomina el coche en homenaje a su ciudad natal, es la posibilidad de despegar y aterrizar de forma vertical.
Alcanza los 300 km/h, tiene una autonomía de unos 600 km y aterriza de forma vertical”, precisa
Ahora busca posible comprador pero subrayando que no piensa ceder ante presiones económicas. “Lo primero es darle salida, pero siempre y cuando cualquier persona de a pie pueda conducirlo desde el primer momento. No quiero que sea un transporte exclusivo“, reitera. Hasta entonces, tendremos que esperar para verlo surcar los cielos gallegos.