El sistema de frenos ha evolucionado considerablemente en los últimos años. Pero nosotros recordaremos con nostalgia aquellas broncas de nuestros copilotos “mayores” por no usar más el freno motor y aquel miedo que se apoderaba de nosotros cuando al bajar por sinuosas carreteras nos veíamos obligados a pisar el freno constantemente ¿y si se calientan y dejan de funcionar? Está claro que nuestros frenos actuales son más resistentes y seguros, pero no por eso podemos prescindir de mantenerlos.
¿Recuerdas aquellos coches de los 80 y 90? Ahora son todo un clásico pero… ¿los usarías para un viaje largo con la familia? Probablemente no. En aquella época, en la fabricación, la seguridad y la comodidad no eran prioridades, sin los avances tecnológicos actuales, las marcas primaban la reducción de costes para hacer vehículos asequibles a todos. En este contexto, cuidar los frenos era esencial si no querías llevarte un susto. Aquí nace la “obsesión” (más que justificada, por otro lado) por el uso del freno motor.
Sin embargo, en la situación actual, a veces pecamos de confiados con nuestras tecnologías, pensamos que en “la era del progreso” las maquinas no cometen errores y, aunque muchas veces es cierto, no podemos olvidar que la tecnología necesita siempre cierto mantenimiento y cuidado por nuestra parte.
Como los frenos actuales no fallan prácticamente nunca, a veces nos acomodamos y obviamos su mantenimiento. En épocas de crisis tendemos a restringir gastos y ¿para qué vamos a pedirle a nuestro taller que revise los frenos si el coche no da ningún fallo? A lo mejor sí hay fallos, pero no son perceptibles, y menos si siempre usamos el mismo vehículo. Otras veces, lo descubrimos por comparación ¡oye! ¡Pues mi coche no frena tan bien! Síntoma claro de que has descuidado el mantenimiento y no has seguido los consejos del fabricante ¿te hemos pillado?
Pues tranquilo, vamos a demostrarte que mantener los frenos es más fácil y barato de lo que crees y además no te roba casi tiempo, ¿te animas a seguir leyendo?
Aquí tienes: ¿Nostalgia de los 80? ¡No en lo referente a frenos! – Parte II