Espejos ¡listos! Asiento ¡listo! Cinturón ¡listo!
Estos son los pasos que normalmente seguimos antes de arrancar el coche, una revisión de todos los elementos y comprobación de su correcto posicionamiento. La gran mayoría de las veces nos olvidamos de un cuarto paso, verificar el reposacabezas; algo muy importante y que nos puede costar muy caro en caso de accidente.
El objetivo del reposacabezas es minimizar las lesiones cervicales en caso de colisión, sobre todo en impactos a escasa velocidad y en choques frontales y traseros. En caso de tener un accidente, por mínimo que sea, nuestro cuello siempre va a experimentar un pequeño movimiento; en el momento del impacto no lo sentimos, pero al día siguiente podemos notar molestias cervicales llegando a veces a lesiones medulares.
Un ejemplo es el conocido como latigazo cervical. Este consiste en un movimiento por el cual algunas de las estructuras que forman el cuello experimentan una serie
de desplazamientos denominados hiperflexión e hiperextensión bifásicas. Por ello, es muy importante antes de iniciar la marcha revisar la posición del reposacabezas y ¿cómo sabemos que está bien colocado? Veamos algunas recomendaciones:
Primero comprobar que el reposacabezas está a la misma altura que la parte superior de tu cabeza. Importante, acciona el seguro una vez que lo posicionas.
Segundo asegurarte de que el asiento está en consonancia con tu cuerpo. Ajusta el respaldo del asiento, su inclinación no debe superar los veinticinco grados. El espacio que debes dejar entre tu cabeza y el reposacabezas tiene que ser de aproximadamente cuatro centímetros.
Por último, en caso de colisión intenta evitar inclinar la cabeza hacia atrás, manteniendo tu cuerpo en una posición vertical. De este modo, reducirás la gravedad de la lesión de las vértebras del cuello tras el impacto.
Así que ya sabes, la próxima vez que subas al coche no te olvides de revisar el reposacabezas, un paso muy sencillo que podrá ahorrarte la consulta al fisioterapeuta.