El verano es la estación del año donde más se utiliza el coche. Los desplazamientos se multiplican y el tiempo siempre nos acompaña en esos idílicos viajes estivales… o bueno, casi siempre. El sol, la claridad y las carreteras secas nos facilitan la conducción en todo momento, pero no podemos olvidar las tormentas de verano y sus peligros. Aunque suelen ser muy breves, en la última década su fuerza se ha cobrado la vida de muchas personas en nuestro país. Una conducción segura es esencial para llegar a nuestro destino sin sufrir ningún percance.
La forma de actuar más recomendable es aparcar nuestro vehículo inmediatamente en una zona segura y apagarlo por completo… sí, la radio también. Es importante evitar tocar las ventanas, las puertas y las marchas ya que son conductores de electricidad y si un rayo impacta sobre nuestro coche podríamos sufrir una descarga eléctrica.
Tras una tormenta eléctrica empieza el diluvio por lo que extremar la precaución es realmente importante. Aunque en un principio se manifieste a través de pequeñas gotas que se podrían confundir con el rocío mañanero, todos sabemos que poco a poco la fuerza de la lluvia irá aumentando. En muchos casos el granizo hará su aparición estelar dispuesto a echarle un pulso a nuestro parabrisas (es recomendable agarrar la luna delantera para crear otro punto de apoyo y evitar que el cristal se quiebre y rompa.)
Por supuesto no debemos olvidar reducir la velocidad y mantener una conducción estable, evitando los frenazos y los acelerones para no provocar ninguna situación de riesgo, ya que la carretera se encontrará sucia por la falta de lluvias. La mezcla del polvo que hay en el asfalto con el agua provoca que la adherencia de nuestros neumáticos con la carretera sea menor. También debemos vigilar nuestros limpiaparabrisas ya que podrían contener partículas de polvo, que, junto al agua, podrían formar una capa que dificulte la visión, por eso es importante limpiarlos de vez en cuando durante las estaciones donde la frecuencia de las lluvias disminuye.
Como siempre, una conducción segura y responsable nos puede salvar la vida, así que ya sabes, “precaución, amigo conductor” y por supuesto… ¡Buen viaje!