Cuando nos decidimos a comprar un coche son muchas las dudas que nos asaltan. ¿Tres o cinco puertas? ¿diésel o gasolina? pero, ¿alguna vez te has parado a pensar en la importancia de tener correa o cadena de distribución?
Las diferencias entre estos elementos clave en el sistema de distribución son bastante importantes, por eso debemos seleccionar la que mejor se adapte al uso que haremos de nuestro nuevo coche. Tanto la correa como la cadena son puntos indispensables en cualquier coche y según nuestra elección deberemos seguir unos cuidados diferentes para lograr que nuestro motor se conserve como el primer día.
La cadena de distribución tiene una apariencia similar a lo que sería la típica cadena de bicicleta, pero más gruesa y resistente. Por su parte la correa de distribución está realizada en materiales como la goma o el caucho y presenta una cara dentada que la une a las poleas para cumplir su función.
Los coches que incorporan la cadena de distribución tan sólo necesitan revisiones periódicas y engrasar la cadena para que esta funcione correctamente, no siendo necesario realizar ningún cambio hasta los 250.000 km. En el caso de la correa de distribución, esta sufre un mayor desgaste por lo que debe cambiarse entre los 60.000 y los 90.000 km, para evitar que se rompa y nos pueda hacer un gran destrozo en nuestro motor.
La ventaja de la correa es principalmente su precio y el menor ruido que produce en comparación con la cadena de distribución, sin embargo, su gran inconveniente es el mayor desgaste que puede llevar a la rotura y un gasto muy elevado en la reparación si tenemos algún problema con su funcionamiento. Ahora ya conoces un poco mejor las diferencias entre la correa y la cadena de distribución, ¿prefieres el menor ruido?, o ¿la mayor fiabilidad?