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El mundo de las energías renovables avanza sin descanso. La búsqueda de un sistema de almacenamiento de energía eléctrica definitivo se ha convertido en la obsesión de muchos investigadores que buscan la mejor solución. Y es que la electricidad es algo muy común en nuestro día a día y aún no se ha conseguido encontrar la solución definitiva para almacenarla a gran escala de forma que sea viable.

Actualmente la tecnología que predomina es el litio (móviles, tablets o coches eléctricos) pero comienzan a surgir nuevas formas de almacenar esta energía. Nuevos materiales en las baterías como el grafeno o el azufre para pasar a las de electrolito líquido o las que nos ocupan hoy: baterías de bacterias.

En la Universidad de Wageningen en colaboración con la de Wetsus en los Países Bajos han realizado recientemente un hallazgo revolucionario en cuanto a la carga de baterías: carga en 16 horas y descarga en 8, de forma que imitan el patrón día-noche propio de la producción solar.

Un nuevo enfoque tecnológico que podría llegar a ser más eficaz incluso que la energía solar. Pero ¿cómo se ha llegado a esto? Se combinaron dos sistemas basados en energía microbiana por separado, empleando por una parte una célula de combustible microbiana en la que se producía electricidad cuando los electrones pierden contra una molécula y ganan contra otra y estando de este modo todos sometidos a una reacción de oxidación. Por otro lado se empleaba la electro síntesis microbiana, un proceso mediante el cual la electricidad producida se convierte en productos químicos que pueden utilizarse en la batería.

Como sabemos que se trata de un proceso que puede parecer algo enrevesado, básicamente se trata de que las bacterias se emplean para formar acetato a partir de la electricidad y por otro lado, se convierte ese acetato en electricidad. Esto conlleva un menor coste de producción y una mayor seguridad con respecto a las tecnologías convencionales basadas en litio.

Parece que el futuro presenta una situación más amable y respetuosa con el medio ambiente ya que una de las posibles aplicaciones de las baterías sería la de almacenar energía procedente de energías renovables como la solar o eólica.