Una de las principales líneas de la investigación automovilística se está orientando a la sobrealimentación eléctrica de los motores de combustión eléctrica. Es tal el interés que se está despertando en este sentido que ya se apunta que el desarrollo de lo que se conoce como turbos eléctricos transformará sustancialmente nuestra concepción de los motores de diesel y gasolina, posibilitando además que sigan existiendo. No es por menos que los resultados en los prototipos que se sirven de sobrealimentación eléctrica muestran una reducción asombrosa tanto en el consumo como en las emisiones. Una alternativa eficaz para evitar la utilización de sistemas híbridos que no superan los test en materia de complejidad en sus sistemas y, por supuesto, en peso.
Evidentemente, un descubrimiento de tal envergadura ha propiciado una carrera de ingeniería entre los diferentes líderes de la industria. Es así cómo los compresores de accionamiento eléctrico están causando furor en los medios especializados puesto que logran reducciones de hasta el 10% en el consumo de carburante y optimizan el rendimiento del motor debido a la capacidad independiente del mecanismo en relación al sistema de giro del propulsor térmico tradicional.
Son muchas las marcas enloquecidas por ser las primeras en lanzar esta tecnología al mercado. Entre ellas, Audi, Volvo o KIA ya rivalizan en su desarrollo de diseños ya muy avanzados y prometen ofrecer modelos con esta tecnología próximamente. Asimismo, uno de los reyes de la industria auxiliar del automóvil, Valeo presume de poder abrir el 2016 con el suministro de compresores eléctricos a diversos fabricantes ya que parece ser que ya ha cerrado acuerdos para ello.
La Formula 1 no se queda a la zaga. Más bien, se trata del campo en el que se mueven las mayores inversiones en este sentido. De esta forma, fabricantes clásicos de modelos experimentales como Ferrari, BMW o Mercedes han desvelado que los trabajos se están basando en la transformación de turbocompresores tradicionales en los que el movimiento se genera mediante gases de escape, pero que incorporan un generador eléctrico como impulsor y apoyo en el giro de la turbina cuando la presión de los gases descienda o para asistir a esta cuando la carga del motor disminuye al mantenerse la turbina lanzada.
Posiblemente, esta nueva tecnología desplazará los sistemas de alimentación de los vehículos tal y como hoy los conocemos. De momento, aunque la turbos eléctricos se encuentren en una fase muy avanzada de su desarrollo, todavía pueden resultarnos propios de la ciencia ficción. Mientras esperamos que el futuro llegue, no es complicado encontrar sistemas de propulsión eficiente en coches seminuevos que han incorporado los adelantos en esta línea en sus motorizaciones. Así, los modelos de los fabricantes citados siempre han apuntado a la reducción del consumo en sus propulsores.