Es un hecho, muchos seres humanos se transforman cuando conducen y, lo que es peor, en gran parte de los casos lo hacen para volverse más violentos, descuidados o imprudentes. Las cifras cantan y dejan sin argumentos a los que se oponen a dicha idea: entre el 70 y el 90 por ciento de los accidentes con víctimas se deben a errores humanos.
Las imprudencias al volante se pagan muy caras, pero muchos no terminan de asimilar esta evidencia. Las distracciones están presentes en el 40 por ciento de los siniestros con heridos, el 20 por ciento de los niños fallecidos en accidente no tenía sillita de retención y el 22 por ciento de los muertos en carretera no llevaba puesto el cinturón de seguridad.
La fundación de una conocida empresa aseguradora acaba de elaborar un estudio, que muestra las acciones peligrosas más habituales entre los conductores de nuestro país.
Del informe se desprenden conclusiones y datos alarmantes. Así, 5 millones de conductores no respetan la distancia de seguridad, el 56 por ciento comete excesos de velocidad, 1 de cada 5 no emplea el cinturón de seguridad en trayectos cortos, 4 millones prescinden de las sillas de retención infantil y el 14 por ciento no sabe quién tiene preferencia en una rotonda.
Conducir un coche de segunda mano puede parecer, a priori, menos seguro que manejar un flamante vehículo. Sin embargo y como vemos, los factores personales siguen siendo determinantes en los accidentes de circulación.
Conducir por encima de los límites de velocidad es, sin duda, la conducta irresponsable más usual. En concreto, 15 millones de conductores superan dichos topes. No parar cada dos horas en trayectos largos y emplear el móvil indebidamente completan el podio de las imprudencias más habituales
Pero las cosas no quedan ahí. El acoso en la conducción, es decir, no respetar la distancia de seguridad es una de las infracciones que más ha aumentado en los últimos años. Las colisiones por alcance y múltiples causaron más de 150 muertos en 2013.
Revisar la presión de los neumáticos únicamente en el taller y conducir con un alto grado de estrés son otras dos conductas irresponsables que todos vemos o practicamos a diario.
En conclusión, cualquier trabajo de concienciación es poco, si lo que se pretende es evitar accidentes y salvar vidas. Hay que decir, por último, que el estudio del que hemos extraído estos datos también incide en el desconocimiento de los conductores sobre conceptos elementales de seguridad y de mantenimiento del vehículo. Y, aunque suene a tópico, es fundamental recordar que la prudencia es la mejor virtud al volante.