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Son decenas las gasolineras que, asociadas generalmente a los grandes centros comerciales, ofrecen combustibles a precios muy inferiores a los de las gasolineras tradicionales. Eran muchas las voces que auguraban la subida de sus precios en el momento que las gasolineras low cost copasen mayor cuota de mercado, pero finalmente, las tarifas no han sufrido, al menos de momento, grandes cambios. La realidad es que este tipo de empresas siguen distanciándose de los precios habituales de las gigantes gasolineras ofreciendo precios bastante económicos.

El imparable low cost llega también a este sector, al de las gasolineras. La reducción del litro del combustible viene acompañada generalmente de una menor prestación de servicios, por ejemplo, con la ausencia de un operario encargado de repostar el vehículo dejando la tarea en manos del propio cliente.

Entre los expertos del mundo del motor, de la  gasolina y de la  mecánica existen muchas discrepancias. La mayoría entiende que una gasolina, por muy baja que sea su calidad y esté ausente de aditivos ,no tenga la capacidad de estropear un motor. Otros, en cambio, apuntan que una gasolina “pobre” o de menor calidad pese a no poder llegar a averiar un motor, sí protege en menor medida de determinados componentes del mismo, por lo que puede conllevar un mayor número de problemas en el funcionamiento del vehículo.

Aunque son focalizados, sí que existen denuncias por parte de clientes a gasolineras tras sufrir averías en sus vehículos debido al combustible de estas últimas. Ejemplo de ello es el de una gasolinera de Sevilla, que fue denunciada por un grupo de clientes al ver que sus motores se averiaron por la mala calidad del combustible. Está claro que se necesita información veraz por parte de las instituciones y expertos en la materia. Se debe conocer el origen del problema de la denuncia presentada a la gasolinera sevillana, saber cuál es el motivo a las averías de los vehículos, llegar al fondo de la cuestión.  Se necesita una legislación del sector, la diligencia de los responsables, tanto de gasolineras como de las instituciones. Se debe fijar un precio acorde al barril y no un precio fijado por las grandes compañías multinacionales. El consumidor debe tener en su mano la posibilidad de repostar en la gasolinera que quiera, sin que ello ponga en riesgo el motor de su vehículo.