¿Quién no se ha planteado alguna vez al repostar si debería echar gasolina con aditivos y al final ha optado por el carburante habitual para ahorrar? Nos preguntamos para qué sirve si no notamos que se llene más el depósito. La eterna pregunta ¿para qué sirven los carburantes con aditivos?
Para responder a esta pregunta, empecemos por su elaboración. Los procesos de mezcla para añadir aditivos a los carburantes se realizan en los laboratorios siguiendo un proceso de supervisión y control estrictos. Una vez desarrollados, se realizan también diversos controles exhaustivos y se prueban en primer lugar, en motores y piezas y, en una segunda fase, en diferentes vehículos para evaluar los resultados de acuerdo a diferentes criterios. Las baterías de test que sufren estas mezclas se realizan a partir del ciclo NECD (National Emission Ceilings Directive) para valorar las emisiones de CO2 y CO y las partículas que genera la combustión.
A la hora de repostar, todos nos preguntamos qué es lo que marca la diferencia entre la gasolina o el diesel con aditivos, es decir, por qué gastarse más en un carburante con aditivos. Tanto la gasolina como el diésel son el resultado de una composición de más de 400 elementos. Los aditivos en combinación con estos pueden realizar diversas funciones como ayudar a elevar ligeramente el octanaje pero, sobre todo, a eliminar de los depósitos de gasolina diversas impurezas del propio carburante acumuladas o aquellas que se producen en la combustión. El objetivo es evitar que se obstruyan las salidas en los inyectores y, por lo tanto, impedir que se produzca una combustión perjudicial para el motor. Además, si estas salidas están obstruidas, al acelerar se pierde más combustible y obviamente se gasta más. De esta forma, lo que conseguimos es alargar tanto el mantenimiento del motor como un ahorro progresivo, a veces imperceptible, eso sí. Es decir, el conductor no va a apreciar grandes cambios a la hora de repostar, ni tan siquiera en la conducción. No producen un efecto mágico directo sobre nuestros bolsillos en el momento de pagar el carburante. Sin embargo, a medio y largo plazo, se observa el ahorro evitando averías.
Mimar el motor de un coche de segunda mano es una baza a la hora de prolongar su vida y de ahorrar en su mantenimiento. Incluso en coches seminuevos, cuyos depósitos no han sufrido el paso de los años, la posibilidad de prolongar el buen