A menudo y durante las primeras semanas de gestación, conducir embarazada puede resultar incómodo y en ocasiones molesto. Se deja atrás la normalidad con la que se desempeñaban las tareas diarias y la movilidad quedará afectada a medida que el embarazo avance. Se harán necesarias algunas precauciones y el seguimiento de algunos consejos para poder conducir con normalidad durante esos nueve meses.
– El uso del cinturón es fundamental y clave para la seguridad tanto de la madre como del feto. Recuerda regular el asiento y optar por una postura correcta en la conducción. A medida que la barriga va aumentando de tamaño, es importante mantener el cinturón de seguridad perfectamente colocado. La banda inferior ha de colocarse ajustada a piernas y cadera y por debajo del vientre.
– Regula la posición del asiento con frecuencia.
– Dedica especial atención al reposacabezas y al respaldo del asiento. Alejarás el asiento poco a poco con respecto al volante pero no descuides la higiene postural.
– Evita cargar y descargar el maletero. La comodidad es lo primero y cargar con peso no es recomendable.
– Descansa en los trayectos largos pero hazlo a menudo. Intenta no superar las dos horas al volante y baja del coche para pasear y estirar las piernas y desentumecer los músculos.
– Llegado el caso de sufrir una colisión, acude a un especialista, por leve que parezca lo sucedido. Es mejor realizar todas las pruebas necesarias para descartar posibles lesiones en el feto.
– Lleva especial precaución durante el primer y tercer trimestre. El primero es complicado para la conducción porque aunque tu cuerpo no haya sufrido muchos cambios, el riesgo de aborto espontáneo tras una colisión es elevado. Y durante el tercero, es el período más incómodo. El tamaño del abdomen y la hinchazón en los miembros que muchas embarazadas experimentan son el principal inconveniente para desempeñar una conducción cómoda.
– No olvides escuchar a los posibles cambios en el metabolismo que puedes sufrir como problemas circulatorios, alteraciones del nivel de azúcar en sangre, modificaciones en la tensión o alteración de la visión.