Las condiciones meteorológicas influyen en ocasiones de forma significativa en los accidentes de tráfico y es que no solo una velocidad inadecuada o las distracciones pueden provocar colisiones. En la conducción con viento “racheado”, el vehículo puede sufrir pérdida de tracción causando un elevado grado de inestabilidad y es que este tipo de viento es especialmente peligroso y puede provocar accidentes.
A pesar de los avances para mejorar la aerodinámica de los vehículos, estos son especialmente sensibles al viento lateral como habrás podido comprobar en numerosas ocasiones de los desplazamientos cotidianos como al salir de un túnel, circular junto a edificios aislados o al efectuar adelantamientos a camiones grandes. En estos casos el fuerte viento puede producir el desplazamiento brusco del vehículo llegando a provocar un cambio en su trayectoria y reduciendo la tracción y el agarre de las ruedas.
Anticiparse a estas ráfagas de viento es complicado porque se producen de forma inesperada por lo que el conductor ha de ser capaz de mantener la mente fría en la medida de lo posible y no realizar cambios bruscos en la conducción. Sujetar el volante con firmeza y contrarrestar la fuerza que ejerce el viento son algunas de las acciones que podemos llevar a cabo para evitar que el fuerte viento modifique nuestro recorrido. Es importante prestar especial atención al acelerador puesto que la reacción natural es la de levantar el pie o incluso frenar y en consecuencia el freno motor va a cargar más peso delante y puede que se levante la parte trasera provocando un sobreviraje.
Cuanta más superficie tenga el coche, más va a influir el viento y las repentinas sacudidas pueden provocar balanceos que lo desestabilicen. Si se prevé un día de viento fuerte, aminorar la velocidad es la mejor opción ya que los cambios de dirección serán menos críticos y los balanceos más controlables evitando así que el vehículo pierda agarre. Agarrar con firmeza el volante también ayudará y nunca perder la vista hacia dónde queremos llevar el coche.
Si tu vehículo lleva remolque extrema las precauciones ya que éstos son más propensos a verse afectados por las ráfagas. Pueden desestabilizarse lo que empeoraría los problemas de trayectoria y si el remolque es grande y ligero, como una roulotte, es aconsejable llegar al punto de cancelar el viaje y esperar a que el viento amaine.
Recuerda: contra el viento es necesaria la potencia del vehículo, no la velocidad.