Coches ocasión, seminuevos, usados, de segunda mano… Existen muchas maneras de nombrarlos, aunque son menos que las oportunidades disponibles en el mercado para hacernos con el modelo y la marca que queremos a los mejores precios. Por otra parte, comprar un coche siempre es una decisión complicada por la cantidad de factores que debemos analizar antes de decidirnos por uno en concreto.
Bien, por lo pronto ya has decidido descartar los coches nuevos. Ahora que sabes que quieres un coche de segunda mano, debes preguntarte qué coche quieres. También debe ser una determinación meditada. Por un lado, para saber qué coche se ajusta más a tus necesidades es conveniente que pienses el uso que vas a darle y la cantidad de ocupantes e incluso conductores que lo utilizarán habitualmente. Por ejemplo, una persona que sólo lo necesita para moverse por entornos urbanos es posible que necesite un vehículo compacto o un utilitario porque le resultará más sencillo circular, maniobrar y hasta encontrar aparcamiento. Por el contrario, alguien que realice viajes largos o practique algún deporte que le exija transportar un equipamiento concreto optará por un coche más grande.
¿Dónde lo compro?
Si ya has elegido el vehículo que quieres llega el momento de localizarlo. Consultar webs, visitar concesionarios o preguntar a vendedores particulares son algunas de las opciones disponibles. Las diferencias entre comprarlo en un establecimiento especializado, a un particular o a un intermediario son las garantías que ofrece el vehículo, la seguridad sobre la compra, los trámites y el precio.
En primer lugar, el concesionario debe responder de la garantía de un año establecida por ley en caso de que el coche muestre fallos. Si la compra se realiza a un particular, el compromiso de este es de seis meses en los que pueden aparecer vicios ocultos, es decir, fallos que no se habían detectado antes de la operación. Por último, si se le compra el coche a un tercero, un intermediario que no ha sido propietario del vehículo, no existe ningún tipo de garantía ni a quien reclamar los posibles daños o defectos con los que cuente el coche.
Con respecto a la seguridad, ante una reclamación es más seguro y sencillo hacer valer la garantía ante un concesionario que ante un particular. Un individuo, tiene más facilidad para desentenderse del vehículo y la única forma de reclamar ante el, sería acudiendo a los tribunales.
Los concesionarios suelen encargarse de realizar todos los papeleos, por ello, resulta más sencillo para el comprador que cuando se realiza un traspaso entre particulares. En este caso, son ellos quienes deben acudir a los organismos implicados para actualizar el vehículo y realizar la operación conforme a la legalidad.
Por último, en cuanto al precio es el punto en el que compensaría la compra a un particular es en el precio, pues las empresas añaden su margen al precio del vehículo.
¿El coche está bien?
Antes de acordar un precio y comenzar con las gestiones administrativas para realizar la compraventa hay que probar el coche, siempre. Así se podrá comprobar el estado del vehículo y verificar si son ciertos los datos que nos han contado sobre el.
Si quieres conocer mejor el estado real del vehículo, puedes solicitar a un experto que te acompañe a examinarlo. Si prefieres hacerlo personalmente, es importante que antes de subirte al coche y durante la prueba del vehículo compruebes:
– Neumáticos: Busca grietas o desgaste irregular y fíjate en la presión y en la profundidad del dibujo.
– Tubo de escape: Es necesario ver el tubo y observar si la emisión de humos es excesiva, en cuyo caso podría indicar un fallo en la mezcla del combustible.
– Paragolpes: Tanto en el delantero como en el trasero, busca arañazos, roturas o reparaciones en la pintura.
– Carrocería: Abolladuras, arañazos, chapa a la vista, corrosión o cambios en la textura de la pintura pueden delatar golpes de los que no nos haya hablado el vendedor.
– Interior del coche: Comprueba que los cinturones de seguridad funcionan correctamente, busca fallos en sus anclajes y manchas o quemaduras en la tapicería. El estado de la tapicería, su desgaste, nos puede desengañar en cuanto a la antigüedad real del vehículo y en cuanto al uso que se le ha dado al coche.
– Fugas de líquidos: Para comprobarlo, en ocasiones basta con observar el suelo donde ha estado aparcado para ver manchas de líquido que pueden provenir del sistema de frenos, del motor o del circuito del aire acondicionado.
– Iluminación: Es conveniente examinar los faros en busca de impactos o roturas y asegurarse de que las piezas son originales.
– Suspensión: Un desnivel en la carrocería saltaría a la vista aunque también es importante comprobar si el coche rebota haciendo fuerza sobre el y si hace ruido.
– Lunas: Verificar que no tienen roturas.
– Dirección: Es importante conocer si existe algún bloqueo del giro del volante, si funciona con holgura o con una dureza excesiva y si la dirección hace algún ruido.
– Frenos: Es determinante el hundimiento del pedal, si el coche emite ruidos al frenar y comprobar la tensión del freno de mano.
– Motor: Tanto en circulación como a ralentí hay que verificar si produce sonidos anormales y asegurarse de que el ralentí sea regular.
– Cuadro de mandos: El kilometraje es el dato más importante. También hay que fijarse en que no tenga chivatos de averías encendidos.
A pesar de haber conducido el vehículo, es conveniente pedir al propietario el libro de mantenimiento del coche. En el, deberían constar las revisiones periódicas que ha pasado y en que fechas.
Precauciones administrativas
Conocer el estado legal del coche también es fundamental. En Tráfico, puedes solicitar un informe del vehículo, donde detalla información sobre el mismo, como, matriculaciones, propietarios, usos y si el vehículo tiene cargas pendientes. Estas pueden ser debido al impago de una multa, en este caso no se puede vender el coche hasta que su propietario la abone, al impago del Impuesto de circulación o porque el vehículo cuenta con una reserva de dominio, una cláusula que impide la venta de un vehículo mientras su actual dueño no termine de pagar la financiación mediante la que lo ha comprado.
Trámites
Si el coche cumple todos los requisitos de conservación y se encuentra en buen estado es momento de comenzar con la tramitación de la compra. Una vez acordado el precio es necesario elaborar un contrato de compraventa. En este documento debe constar la máxima información sobre las partes y el vehículo. Los datos completos de ambos. El modelo, la marca, el numero de bastidor y el kilometraje del vehículo. El importe y la fecha y hora exacta en la que se realizará la entrega.
El precio declarado debe ser el real. Hay quien acuerda declarar un precio inferior para pagar menos en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, entre el 4% y el 8% según la comunidad autónoma en la que se realice la gestión. Sin embargo, luego puede encontrarse con que el precio declarado es inferior al estimado por la administración en sus tablas de tasación publicadas cada año en el Boletín Oficial del Estado y el fisco le reclame la diferencia más el recargo correspondiente.
Una vez abonado este impuesto, el comprador debe pagar la tasa de cambio de titularidad del vehículo y aportar a la Jefatura de Tráfico correspondiente el documento de identidad del comprador, el permiso de circulación del vehículo, el justificante de pago del impuesto de Transmisiones y el contrato de compraventa. Con esta documentación, Tráfico emite un nuevo permiso de circulación para el vehículo. Una copia de este, puede ser suficiente para justificar el cambio de titularidad, el vendedor, si no está seguro de que se haya realizado en el plazo correspondiente debe notificarlo a la DGT para evitar sanciones.