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El aire acondicionado no solo aporta confort, sino también seguridad, fiabilidad y una conducción más estable y tranquila. Es necesario revisar el sistema de aire con cierta frecuencia y desmontar algunos mitos creados sobre el tema. El principal suele girar en torno al consumo entre activar el aire y bajar las ventanillas. La diferencia de consumo entre conducir con las ventanillas bajadas o con el aire acondicionado es prácticamente idéntico. Por ejemplo, en un compacto de gasolina de unos 115 CV, la diferencia a 100 km/h es de 0,1 litros. Ciertamente, circular con el aire acondicionado conectado sale un poco más caro que hacerlo con las ventanillas bajadas, pero las ventajas entre uno y el otro son ampliamente diferentes.

La temperatura del interior del vehículo se recomienda que oscile entre los 21 y los 23ºC en el momento de la conducción. Para conseguirlo debemos tener el sistema de climatización correctamente activo. Llevar a cabo esta serie de comprobaciones te servirá para evitar algunas de las averías más frecuentes:

– Comprobar si el filtro del habitáculo está obstruido. Conecta el ventilador y asegúrate de que salga suficiente aire. Con el aire al nivel más bajo deberías notar una ligera brisa y, a mayor intensidad, mayor será la fuerza. De no ser así, el filtro del habitáculo podría estar muy sucio y debería sustituirlo.

– Verificar si existen avería en el compresor. Si al activar el ventilador notas algún ruido inhabitual y además no sale aire frío, es muy probable que se haya averiado el compresor del aire acondicionado.

– Asegurarse de que no falte gas refrigerante. Al seleccionar el nivel más frio en la temperatura, el aire debería salir a una temperatura adecuado. De lo contrario tendrás que recargar el gas refrigerante en cualquier taller de mecánica.

Existen además una serie de consejos para enfriar el vehículo antes de conectar el aire acondicionado. Son muy útiles sobre todo en épocas de altas temperatura y que se agradecen al dejar aparcado el coche en una zona sin sombra:

1. Parasol. Es el más conocido y el más habitual pero también uno de los de mayor utilidad. Colocar un parasol en la luna delantera cuando dejas el coche al sol te permitrá conseguir reducir la temperatura hasta en 15º, además de conseguir que el salpicadero no pierda calidad con el paso del tiempo.

2. Instalar cortinillas en las ventanillas laterales evitará que la tapicería y los plásticos del habitáculo se expongan directamente al sol, con lo que también aguantarán más tiempo sin perder calidad.

3. Dejar las ventanillas ligeramente bajadas, lógicamente  siempre que el sitio sea de confianza, te permitirá conseguir que el aire del habitáculo se vaya renovando poco a poco con lo que conseguirás reducir la temperatura en un 20%.

4. Con todas las puertas cerradas y la ventanilla del copiloto bajada, abre y cierra la puerta del conductor  rápidamente. Es una práctica muy eficaz ya que permitirá enfriar el interior del vehículo hasta 10º en cuestión de segundos. Extraerás el aire caliente del vehículo y lo expulsarás de forma inmediata al exterior.

Son solo algunos trucos y consejos que buscan sobre todo mejorar tu confort y centrar tu atención en la carretera. Así podrás despreocuparte de cualquier otra cosa que no sea la realmente importante: conducir.