Los viajes largos por carretera, por ejemplo para ir de vacaciones, suelen hacerse muy pesados para los niños, que enseguida sueltan los temidos “Me aburro”, “¡Qué rollo!” o “¿Cuánto falta?”. La misión es mantenerlos entretenidos para que las horas en el coche se hagan lo más cortas posible. Proponemos seis actividades que pueden hacer durante el viaje.
1. Movimientos con los brazos. No podemos pretender que los niños estén completamente quietos, sino que tenemos que animarles a que estén en movimiento. Cualquier actividad corporal, por pequeña que sea, reduce los nervios al concentrar la atención en el movimiento. Con que muevan los brazos y las manos es suficiente. Hay pasatiempos que ayudan a conseguirlo, como pintar, colorear o el juego de los gestos.
2. Juegos para ejercitar la mente. También son un buen recurso para entretener a los más pequeños. Algunos ejemplos son el clásico “Veo, veo”, buscar matrículas con alguna particularidad, las palabras encadenadas, los juegos de mesa como las cartas o las historias construidas entre todos frase a frase. Estos juegos siempre deben adecuarse a la edad de los niños.
3. Juguetes. Es recomendable llevar algún juguete para que los niños se diviertan durante el viaje, pero deben ser ligeros y no tener puntas afiladas, porque de lo contrario podrán convertirse en armas arrojadizas contra mamá y papá.
4. Audiolibros o libros interactivos. Las historias contadas también ayudan a que el viaje sea más ameno para los niños. Los audiolibros, libros leídos en voz alta y grabados en un CD, o los libros interactivos con muchos estímulos visuales son recursos muy apropiados. Conviene evitar los libros escritos, ya que pueden provocar mareos y vómitos.
5. Dibujos animados o películas infantiles en DVDs portátiles. Podemos grabar dibujos o películas infantiles que sepamos que le gustan a nuestros pequeños en un DVD portátil y llevarlo en el coche para hacer el viaje más ameno, siempre en la medida de las posibilidades.
6. Ejercitarse durante las pausas. En los viajes largos conviene parar cada dos horas, y ése es el momento de moverse un poco y relajar los músculos, que han permanecido muy tensos durante el trayecto. Lo ideal es encontrar un parque para que los niños disfruten y se ejerciten al mismo tiempo. Deben gastar sus fuerzas, que son muchas, antes de volver al coche y reemprender el camino.