A la hora de comprar un coche, elegir el color no tiene por qué ser una cuestión menor. No en vano, puede tener trascendencia desde el punto de vista económico. Además, unos tonos son más visibles que otros en la carretera, circunstancia que repercute directamente en la seguridad. Las tendencias también están presentes en el colorido de los automóviles y, así, se han demandado con más fuerza unas u otras tonalidades en función del año de adquisición. Igualmente, hemos de tener presente que unos colores son más socorridos que otros y disimulan mejor la suciedad. Al margen de todo ello, el color dice mucho del carácter y de la forma de ser del dueño del automóvil.
Cuando nos decidimos a comprar un coche, nos fijamos, como es obvio, en aspectos económicos y de tipo mecánico. Sin embargo, es evidente que también nos dejamos llevar por cuestiones emocionales y, en este sentido, el color juega un papel fundamental. El marketing y la publicidad saben mucho de este tema y utilizan el color para persuadir a los potenciales clientes. Por ejemplo, es difícil imaginar un potente coche deportivo que no sea rojo fuego, amarillo o negro.
En la asociación que hacemos entre colores y tipos de vehículos laten aspectos culturales, pero también biológicos. Max Lüscher fue un psicoterapeuta que estudió el color rojo, como medidor de la excitabilidad emocional. Los colores transmiten diferentes emociones, aunque pueden existir diferencias en función del cerebro y del sistema ocular de cada persona. Sin embargo y como norma general, el blanco traslada una sensación de frío, paz o pureza; el amarillo transmite alegría, plenitud o ahorro y el azul irradia honradez, idealismo y fidelidad, por ejemplo.
En Europa, los colores de coches históricamente más demandados han sido el blanco, el negro, el gris, el plata y el rojo. En los últimos tiempos, los vinilos, los dobles tonos y las combinaciones exterior-interior han ganado gran protagonismo, gracias al boom del diseño en la automoción.
En la década de los ochenta, el rojo y el negro dominaron claramente sobre el resto de colores. En los noventa ganó protagonismo el azul y los grises y plateados han triunfado durante los primeros años del siglo XXI. El blanco fue el más demandado en 2013.
Para muchos, el color del coche seguirá siendo un tema menor y carente de importancia. Sin embargo, no podemos negar que escoger una u otra tonalidad puede repercutir en aspectos tan dispares como la economía, la seguridad o la moda y tendencias. Hay un refrán castizo que dice: “Para gustos…los colores” y, ¡como no!, también podemos aplicárnoslo a la hora de elegir nuestro futuro coche.